Los bioestimulantes agrícolas se han usado desde siempre en la agricultura, pero el término “bioestimulante” es más reciente. El futuro de la agricultura pasa por alimentar a una población en aumento, la lucha contra el cambio climático, las altas temperaturas, sequías, abren la necesidad de cultivos más resistentes, con mayor rendimiento y la utilización de productos más sostenibles con el Medio Ambiente, todo ellos, hace que en los últimos años se estén desarrollando más investigaciones de estos productos.
Son sustancias de origen vegetal o animal cuyo objetivo es estimular los procesos bioquímicos naturales de las plantas. Potencian la salud y el vigor del cultivo. Contienen aminoácidos, vitaminas y minerales que fortalecen al cultivo frente a situaciones de estrés, plagas o circunstancias medioambientales adversas.
Los aminoácidos son moléculas orgánicas esenciales para la vida, compuestos de Carbono, Hidrógeno, Oxígeno y Nitrógeno actúan como activadores del metabolismo del cultivo. Intervienen en los procesos fisiológicos de la planta, favoreciendo su desarrollo vegetativo, lo que se traduce en altos rendimientos y mayor calidad de frutos.
La aplicación de bioestimulantes no es solo beneficioso para la planta, también lo es para el suelo. Su aporte permite la formación de agregados mejorando su estructura y evitando su erosión. Lo que a la vez permite una mejor aireación, mayor retención de agua y nutrientes.
Los bioestimulantes también mejoran los parámetros de calidad de los cultivos (frutas y verduras) lo que se refleja en mayores beneficios para los agricultores.
El uso de los bioestimulantes es complementario a la nutrición y a la protección del cultivo, ya que estos actúan sobre el vigor de la planta y mejoran su entorno, rendimiento, productividad y calidad.
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